5605
254
  LOGIN  
SD
Website: EXTREMADURA MAGAZINE

We use own and third party cookies to improve our services.
If you continue browsing page or you click on the page,
we accept its use


View
Continuar

Falberto Ferrer Moreno , - Ejido (Almería)
El Agua y la Arquitectura Sagrada


See more:



No existe lugar sagrado sin agua subterránea
Junto a las grandes corrientes telúricas el agua es el elemento que define claramente la ubicación adecuada para la construcción de una iglesia. Siempre que tenemos una iglesia encontraremos en ella agua subterránea, como mínimo una gran corriente en dirección este – oeste, coincidiendo con el eje principal de la iglesia, y que se superpone normalmente a uno de los ejes importantes de la red sagrada, dependiendo de la importancia de dicha iglesia. Suele existir también un mínimo de otras dos corrientes perpendiculares que cortan el santuario en tres partes, siguiendo el esquema de la construcción del templo de Salomón. Y es posible encontrar varias corrientes más. En los trabajos que hemos realizado en Villalcázar de Sirga hemos encontrado seis corrientes perfectamente diferenciadas de agua, además del pozo.
Estas corrientes de agua ya las hemos encontrado desde la construcción de los grandes megalitos como menhires y dólmenes. Sabemos que un menhir está construido sobre un cruce como mínimo de dos corrientes de agua subterránea, mientras que el dolmen tiene como mínimo una corriente de agua que lo recorre en su longitud. A veces los dólmenes giran y no hacen más que seguir la dirección de la corriente. En los menhires nos encontramos a mayor número de vetas de agua una mayor concentración de todas las redes telúricas y cósmicas en dicho punto de intersección.
Este fenómeno de giro de los dólmenes lo encontramos también en algunas iglesias que nos sorprenden por no seguir un trazado regular, como por ejemplo la de San Pedro de Frómista, en pleno Camino de Santiago, que refleja perfectamente este fenómeno de la importancia que le llegan a dar los maestros canteros al agua, haciendo que el eje de la iglesia continúe sobre la propia dirección de la corriente. Como podéis comprobar en la foto (página siguiente) el eje de la iglesia no se corresponde para nada con el del altar.
Sabemos también por los trabajos de Blanche Mertz de la existencia de estas aguas subterráneas en las grandes construcciones egipcias, en Teotihuacán, en las grandes construcciones sagradas de toda la humanidad. “Hay que subrayar de nuevo la presencia repetida de agua subterránea en los lugares cumbre. Cada vez se hace más evidente el hecho de que esta sustancia fl uida y movediza garantiza una vibración esencial básica y se convierte en un soporte permanente indispensable. La mitología india representa el curso de agua mediante la Serpiente, el Nâga, o Naja de siete cabezas, que expresa la fecundidad infinita.”
Agua imprescindible
Es tan importante la presencia del agua en las iglesias que cuando los maestros, por cualquier motivo, la necesitan en puntos precisos, la canalizan de un modo artificial hacia donde ellos quieren. Suelen utilizar conductos cónicos, que se encajan los unos en los otros, bien de teja, a veces de gres. Así se ha encontrado en Chartres y en Santiago de Compostela una misma estructura energética compuesta por 14 canalizaciones de agua subterránea que confluyen en un único punto, intersección de todas las corrientes de agua (en el coro en Chartres, detrás justo de la figura del santo en Santiago de Compostela).
En la iglesia de Santiago las corrientes de agua están señaladas en el deambulatorio por la presencia de 14 incrustaciones de mármol negro en el enlosado. Sin embargo, en las reformas realizadas últimamente en la catedral y con la buena intención de resolver cuestiones de humedades, se han cegado con cemento las canalizaciones realizadas por los maestros canteros, lo que en mi opinión, y en la de muchos investigadores de este campo, supone una barbaridad, pues rompe todo el esquema de trabajo de los propios maestros canteros, en sus objetivos vibratorios y energéticos. Sería realmente importante en cualquier tipo de reforma de una iglesia respetar en la medida de lo posible el espíritu que los maestros de obra quisieron dejar en su creación, para que la iglesia pueda cumplir la función para la que realmente está destinada y no se quede como una mera carcasa de piedra que sólo podemos valorar desde las perspectivas artísticas, según criterios muy recientes. Hemos podido comprobar como con buenas intenciones a algunas iglesias, con el fin de resolver humedades, se les ha drenado, desviado cuando no eliminado el agua subterránea, y a continuación estas iglesias han dejado de vibrar.
Cuando los maestros canteros no encuentran agua en una zona donde la necesitan recurren a la llamada memoria del agua. Ellos usan entonces caminos en el subsuelo de cantos rodados de río que llevan dicha memoria del agua, consiguiendo de un modo vibratorio lo que necesitan. Se han encontrado estos lechos de cantos de río en las iglesias de Trie-sur-Baïse, Orcival (en ésta sólo en parte) o Bois-Sainte-Marie.
La señalización del agua
Además de las marcas ya señaladas podemos encontrar también en la misma arquitectura los signos del agua subterránea. Ocurre por ejemplo con las capillas radiales que encontramos en algunas iglesias, que están en referencia clara a determinadas corrientes de agua naturales o artificiales, y que permiten una repartición de las energías en la iglesia. Así Max Mandar ha encontrado en la iglesia de Courgnon (Auverne) como todas las capillas colaterales están bañadas por una corriente canalizada.
Los capiteles también nos pueden dar claves en referencia a la existencia de corrientes de agua subterránea: figuras marinas como peces, mitológicas como sirenas de una o de dos colas (señalando la existencia de una o dos corrientes de agua subterránea). Según Jacques Bonvin, las hojas del aliso en los capiteles suelen señalar claramente la existencia de aguas subterráneas, cuando no de cruces de las mismas. Para los celtas el aliso es el árbol bajo el cual corrían las fuentes sagradas; considerado como mágico, de madera imputrescible, siempre está asociado a la simbólica del agua.
Muchas cruces que encontramos en los caminos (en Galicia los famosos cruceiros) señalan muchas veces puntos de agua subterránea, siendo en principio el eje horizontal de la iglesia el que suele dar la dirección de la corriente. En no pocas ocasiones encontramos verdaderos cruces de agua debajo de dichas cruces.
El pozo
Uno de los temas más importantes respecto al agua en su relación con la arquitectura sagrada viene dado por el pozo, que cumple una función de toma de tierra natural: permite armonizar el lugar derramando el exceso de fuerzas cósmicas y telúricas; preserva así el lugar sagrado. Las fuentes y los pozos, al igual que las mareas, están sometidos a la influencia de la luna. El agua de las fuerzas frías lunares equilibra las energías calientes y solares del lugar sagrado. El pozo que existe dentro de la encomienda templaria de Villalcázar de Sirga, en pleno Camino de Santiago, lo encontramos en la zona norte de la iglesia, en la zona más lunar y simbólica de trabajo interior.
Este pozo con su nivel de agua no tiene nada que ver con el llamado pozo druídico, que no ha tenido nunca agua subterránea. Es un amplificador de energías telúricas que va a servir de alguna manera como caja de resonancia de las energías evolutivas. Está alimentado generalmente por lo que se llama el túnel druídico, que tiene por fin llevar las energías a un punto preciso sin causar interferencias con las creadas por el edificio que está por encima de él. De la misma manera que los canales de la iglesia llevan el agua, o la información del agua, el túnel druídico concentra la energía telúrica en su punto de focalización máximo, a fin de crear un vórtice donde se van a reunir todas las energías del cielo y de la tierra.
El agua: realidad y símbolo
Según los trabajos de Jacques Bonvin, “la primera corriente de agua, la que se encuentra más cerca de la puerta oeste de la iglesia, va a jugar un papel de filtro. Simbólicamente corresponde al atravesamiento del Jordán por el Peregrino. Es un símbolo de purificación en el agua renovada del bautismo. Es el lugar donde además se suele colocar la pila bautismal, en correspondencia con la parte más pesada, más telúrica de la iglesia, en relación con esta primera corriente. La Segunda corriente de agua […] es la que, sobre el plano de las energías, va a hacer el corte entre la parte telúrica y la parte cósmica. La última corriente de agua va a marcar el límite entre el Santo de los Santos y el resto de la iglesia, entre las aguas superiores y las aguas de abajo, conforme a la enseñanza del Génesis (1,7) que distingue ‘las aguas que están por encima del firmamento de aquellas que están por debajo’ de la iglesia.” 2 En este sentido la iglesia sería como una gran nave invertida, un gran navío, que surca con su quilla las aguas del cielo. Siguiendo con el Génesis, “es sobre las aguas que el Espíritu de Dios planea para operar la creación del mundo”. En el segundo día, Dios dice: “Que haya una extensión entre las aguas y que ella separe las aguas del cielo de las aguas de la tierra”. La iglesia por la voluntad de los constructores es esta extensión privilegiada: el Arca de la Alianza por la cual los hombres van a poder pasar del mundo visible al mundo invisible. Anclada en las aguas del cielo, permite el pasaje del mundo de la materia al del espíritu.
Los maestros canteros han sido capaces de manejar las energías del agua dentro de las iglesias hasta el punto en que podemos detectarla fuera de las mismas. Y en algunos lugares no encontramos su influencia sobre el suelo de la iglesia, sino a varios metros de altura. Entramos en una relación que va más allá del resentir radiestésico; es un resentir curiosamente mucho más profundo, más elevado y al mismo tiempo más sencillo, lo que llamo el resentir del etérico. El etérico de todo el lugar se baña de la interrelación de todas estas energías que interaccionan en conjunto por medio del agua. En mi opinión, el agua del cielo está en una relación profunda con el etérico de la iglesia.
El hombre resuena con el templo
Uno de los fenómenos más bonitos que nos hemos encontrado en el trabajo en la iglesia cuando lo hacemos en conciencia, con una intención sostenida, en grupo y con una posición sagrada, tiene que ver con la resonancia de nuestra posición con la del agua del templo, que se va activando a medida que circulamos por la planta de la misma, y a su vez en contacto con las energías telúricas del dragón. En ese espacio sagrado, de geometría sagrada, se va produciendo un biofeedback que va del cuerpo y del grupo al agua y del agua a la persona de nuevo y así sucesivamente, de tal modo que al cabo de un rato, cuando hemos activado la iglesia en el momento preciso y adecuado, nos encontramos con unos niveles vibratorios impresionantes. Las formas, las columnas, la luz, las bóvedas, la geometría sagrada, los números trascendentes, las energías evolutivas de la red, etc., todo ello está vibrando y siendo sostenido de alguna manera en su conjunto por el agua y la información que ésta lleva consigo en su resonancia con el ser humano.
Y en esta relación con la iglesia cobra un valor excepcional por lo perdido en el tiempo el agua bendita, con el exorcismo que se realizaba antiguamente con la sal sin tratar. La purificación y la unión del agua con esta sal permitían, previa bendición de los mismos, no sólo la limpieza energética de la persona que la tomaba entre sus manos, sino un verdadero salto cualitativo hacia el ser que iba mucho más allá del propio elemento agua (que se volvía incorruptible), del propio sacerdote y de la persona que hacía su señal de la cruz con ella.
En el templo que es la iglesia y en el templo que es nuestro cuerpo y nuestro ser el agua es el verdadero vehículo que integra nuestra relación con la tierra y nuestra resonancia con el cosmos. Hoy día es posible generar y acceder dentro de nosotros mismos en nuestro propio templo a nivel colectivo a lo que en aquella época nos permitían acceder estos edificios iniciáticos.




Falberto Ferrer Moreno
, - Ejido (Almería)

Website: EXTREMADURA MAGAZINE